jueves, 10 de diciembre de 2009

La Oralidad y la Escritura



La oralidad


La oralidad es un lenguaje dinámico, orientado y organizado de acuerdo con las normas, patrones, valores y conductas del pensamiento de una comunidad(1). Es el soporte de la memoria colectiva y sirve para transmitir conocimientos. Por esto, la oralidad es mucho más que el habla y el idioma; es una fuente expresiva y forma de comunicación directa.

Se refiere a un conjunto de manifestaciones culturales, a los actos cotidianos de cada momento de la vida y de la muerte, a los traumas, desarraigos y angustias […], a propuestas y respuestas sobre los acontecimientos y su próximo devenir
(2).

Incluye la historia y la narrativa que se transmite de manera oral y «el conocimiento y el pensamiento de nuestros viejos»
(3). Así mismo, incluye gestos y muecas, modulaciones vocales, expresiones faciales, ademanes manuales y corporales, entre otras formas de comunicación icónica, y todo el marco humano y existencial dentro del cual se produce la palabra hablada dándole su significado y la forma de ser interpretada (4).

La oralidad también incluye la música –«en donde no se necesita hablar sino interpretar los sonidos de la naturaleza para convertirlos en música y baile»
(5), la danza, la poesía, los sueños y el teatro, entre otras expresiones escenificables. Por eso Adriana Maya (1998) afirma que la oralidad es corpo-oral.

Otros aspectos de la oralidad son el baile, la música y la teatralización. La oralidad es dinámica y está organizada de acuerdo con una lógica cultural, su sistema de conocimientos y de transmisión de dichos conocimientos (6).

Los componentes de la cultura no se heredan, sino que se
aprenden de generación en generación debido a que cada
uno de
ellos puede ser traducido a un símbolo, y transmitido
para que
–mediante el lenguaje– las nuevas generaciones lo
memoricen
y lo manejen (6).

La comunicación y la transmisión de conocimientos se ejercen a través de distintos registros de oralidad que, en algunos casos, se prestan mal para la comunicación escrita (Landaburu, 2002), como son la música, la danza, la pesca, la culinaria, las habilidades para montar en bicicleta, para hacer «one wheel» en moto, entre muchos otros. Pero los mensajes transmitidos necesitan de una capacidad de interpretación o de producción, las cuales también son creadas y transmitidas a través de esos mismos canales de oralidad.


Bibliografía (Texto):



(1) Motta González, N. 1997?. Hablas de selva y agua, la oralidad afropacífica desde una perspectiva de género.Cali, Universidad del Valle.

(2) Motta González, N. 1997?. Hablas de selva y agua, la oralidad afropacífica desde una perspectiva de género.Cali, Universidad del Valle. (Pag,30)

(3) Dau, Y. 2002. «El lamento sustituye el afán de pensar el futuro». Cuadernos del Caribe. 4: 67-73.(Pag,71).

(4) Arocha, J. 1999. Ombligados de Ananse. Hilos ancestrales y modernos en el Pacífico colombiano. Bogotá, CES,Universidad Nacional de Colombia.

(5) Dau, Y. 2002. «El lamento sustituye el afán de pensar el futuro». Cuadernos del
Caribe. 4: 67-73.
(Pag,71).

(6) Motta González, N. 1997?. Hablas de selva y agua, la oralidad afropacífica desde una perspectiva de género.Cali, Universidad del Valle.

(7) Arocha, J. 2000. «Afropacífico caribeño». Material de trabajo de la Maestría en Estudios Caribeños,Universidad Nacional de Colombia, Sede Caribe.

(8) JLandaburu, J. 2002. «Posibilidades y condiciones de uso de a escritura en los pueblos indígenas», en M.Trillos Amaya (comp.), Enseñanza de lenguas en contextos multiculturales. Memorias Seminario taller. 81-90.Bogotá, Instituto C aro y Cuervo, Celikud, Universidad del Atlántico.



La escritura



La escritura es un sistema cultural (1), el cual es utilizado como un instrumento de precisión y de poder (2) y como un vehículo que impone una autoridad (3).

A lo largo de la historia, la escritura ha sido asociada a la democracia,
al desarrollo industrial y al crecimiento económico de los pueblos, siendo este «un modo selectivo de ver los acontecimientos que no sólo justifican las ventajas de los letrados, sino que además atribuye los defectos de la sociedad –y del mundo [como la pobreza, el desempleo, entre otros]– a los iletrados» (4).

En la actualidad, una
de las cifras más contundentes para medir el desarrollo humano de una nación es el índice de alfabetización (5). Se considera alfabetizado a quien sabe leer y escribir, independientemente de que la persona comprenda lo que está leyendo y sea capaz de hacerse entender por medio de la escritura.


Bibliografía (Texto):

(1) Olson, D. R. 1999 /1994/. El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y la lectura en la estructura del conocimiento. Barcelona, Gedisa.

(2) Olson, D. R. 1999 /1994/. El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y la lectura en la estructura del conocimiento. Barcelona, Gedisa.

(3) Chartier, R. 2000 /1999/. Cultura, escritura, literatura e historia. Coacciones transgredidas y libertades restringidas. México, Fondo de Cultura Económica.

(4) Olson, D. R. 1999 /1994/. El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y la lectura en la estructura del conocimiento. Barcelona, Gedisa.(Pag.22)

(5) Castrillón, S. 2001. «Bibliotecas públicas y bibliotecas público-escolares», en María Castilla Segura y Constanza Padilla Ramos, Bibliotecas públicas y escolares. 27-36. Bogotá, Fundalectura.



Relación oralidad escritura

La oralidad y la escritura son dos medios diferentes de comunicación a través de los cuales se intercambia información. Cada uno favorece de diferente manera la creación de hábitos de expresión, de estructuras de pensamiento y de procesos cognitivos. Cada uno constituye formas particulares de codificación de significados, formas de representar el mundo y de posicionarse en él (1). Así, pues, se debe «entender lo oral y lo escrito no como polos enfrentados sino como variaciones de las formas en que está dividido el mundo del discurso» (Feberosky, 1998: 9).


Bibliografía (Texto):


(1) Olson, D. R. 1999 /1994/. El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y la lectura en la estructura del conocimiento. Barcelona, Gedisa.

(2) Feberosky, A. 1998. «Introducción», en C. Blanche-Benveniste, Estudios lingüísticos sobre la relación entre oralidad y escritura. 9-17. Barcelona, Gedisa.



Bibliografia (investigacion del tema General)

Botero,J. (2005).Oralidad y escritura en la isla de San Andrés,diciembre.10,2009,www.javeriana.edu.co/Facultades/C_Sociales/universitas/64/botero.pdf.

No hay comentarios:

Publicar un comentario